lunes, 20 de julio de 2009
DEFENSA DE MANUEL SCORZA POR JAIME GUADALUPE BOBADILLA
DEFENSA DE MANUEL SCORZA
Lima, julio 5 de 2004.
Señor Gerardo Barraza Soto
Director (E) del diario oficial El Peruano
Señor Giancarlo Stagnaro
Jefe de la página Cultural de El Peruano
Gracias a un amigo, recién he leído el libelo Asalto a la realidad (5/6/2004), de Jorge Coaguila. Qué lástima por quien, para trepar en el mundo de la crítica, ataca a Manuel Scorza con falacias tan ridículas como sus poses de sabihondo.
Como escritor, me emociona comprobar que la literatura ayuda también a modificar el mundo: Tal es, en palabras de él mismo, el leitmotiv de su obra, tanto poética y novelística, así como de promoción cultural. Y es su más grande logro el que Scorza haya dado cima a su anhelo, ¡y en vida!, con impresionantes éxitos editoriales y de lectoría, en el Perú y el extranjero, haciendo de su literatura no sólo una entrañable estancia de deleite con el lenguaje y la imagen, sino también, y sobre todo, valiosísima e inagotable fuente de inspiración y reafirmación para ayudarnos a transformar nuestra realidad, a alcanzar una sociedad mejor, un Perú superior. Sin embargo, para nuestro posmoderno espadachín -en el espíritu de los tránsfugas de “izquierda”-, este supremo valor humanista es prescindible. Y él sí asalta la realidad cuando dice que Redoble por Rancas es “libro de lectura en colegios, institutos y universidades”. ¡Ojalá fuera así! Porque lo cierto es que -precisamente por su elan liberador- no sólo esta emblemática novela, sino todo lo que sea de Manuel Scorza, están prohibidos de hecho en la educación y la cultura oficiales, salvo honrosísimas excepciones. A pesar de ello -¡contra ello!-, Manuel Scorza y Redoble por Rancas serán siempre lo que son: clásicos de las letras peruanas, y se abren paso derrotando el complot del silencio y la distorsión de los exquisitos y apóstatas de ayer y hoy
Lo cómico es cómo contrapone a Scorza con José María Arguedas, queriendo sorprender -a los incautos, por cierto- con supuestas novedades, cuando recurre a algo muy trillado... ¡y fehacientemente refutado! Según éste, Arguedas es auténtico porque incluye huaynos en quechua y su personaje es candorosamente sensible; mientras que Scorza no, ¡debido a que incorpora valses criollos y su personaje es diabólico... ¡porque usa escopeta! ¡Así está escrito! ¡Increíble...! Las diferencias entre Arguedas y Scorza -secundarias, por cierto- no son sólo de estilo -los dos tan peculiares como sobresalientes-, sino porque sus obras refieren distintas etapas del desarrollo socioeconómico y cultural del Perú. Tal evolución -léase desarrollo- también se experimenta en las propias novelas de Scorza, pues la lucha social -campesina, en particular-, no es la misma en Redoble por Rancas que en La tumba del relámpago; y aún más en La danza inmóvil. Pero ambos, Arguedas y Scorza, son abanderados de la histórica brega por un país diferente y superior: he aquí la similitud entre ellos, lo que, sin lugar a dudas, es lo fundamental e insoslayable. Sobre éste y otros temas de la mayor importancia, recomiendo al lector, de todo corazón, el trascendente estudio La estrategia mítica de Manuel Scorza, de Roland Forgues (Ediciones CEDEP, 1991).
Aún más. Nos muestra a Scorza como un inconsecuente con las raíces de su narrativa, sesgando deliberadamente lo expresado por él sobre el indigenismo, y ocultando -¡cómo no!-, lo que todos sabemos: que las palabras indio e indigenista tienen diferente connotación, tanto racista-excluyente, como también sociológica-literaria, según sea el caso. Pero su mezquindad desborda cuando, desdeñoso, afirma que “a los críticos poco les importó lo que dijera Scorza”. ¡Al contrario! Cuando Scorza vivía; éstos, o no se atrevieron a polemizar con él, o se limitaban a invectivas de segundo orden. ¡Pero sí se lanzaron contra su obra y su significado revolucionario cuando él ya no podía rebatirles!, desde aquel mortal accidente de aviación en Madrid, el 27 de noviembre de 1983. Es decir, su tragicómica valentía afloró... ¡a posteriori! No extraña, entonces, que el gonfalonero de tan vergonzosa cruzada sea Vargas Llosa -referencia obligatoria y álter ego de los renegados-, quien sólo cuando Scorza murió se dio cuenta de que su literatura era “huachafa”. ¡He aquí la audacia propia del campeón de la cobardía! El mismo que, años después, y con ostentación de todo su talento y todos sus lauros, ofició de ilustre comadrona-padrino de No se lo digas a nadie-Jaime Bayly, ellos sí representativos, en grado sumo, de la cursilería más grotesca, de la banalidad más repelente. Y si este sumo sacerdote de tan mundana vigencia ha denostado la obra de Scorza, pues mejor para Scorza y nosotros. Sus anatemas, como las de sus epígonos, lejos de afectar, honran; se toman como de quien(es) viene(n). En vida, Scorza -y con él sus obras-, no fueron lo que son Vargas Llosa y sus libros: niñas mimadas de los poderes político y económico, amos y señores del sistema antihumano y excluyente que padecemos. Y les llena de envidia -¡de rencor!-, lo que a nosotros nos enorgullece: Que a pesar de ello -¡contra ello!-, Scorza y sus entrañables creaciones no sólo tuvieron colosal resonancia literaria-cultural, sino también protagónica gravitación política-social. Y les desespera el que, a pesar de ellos y sus patéticas y desdeñosas arrogancias, la trascendencia de Scorza vence siempre todo tipo de barreras y fronteras; porque sus obras, tanto de narrativa como de poesía, las dos de multifacética valía, son definitivamente históricas; porque sus méritos no son ni postizos ni arbitrarios; porque sus luces no son ni efímeras ni de artificio; porque sus lauros jamás fueron ni serán de oropel. Scorza -como sólo son los grandes e imprescindibles-, hunde sus fibras de descollante creador literario e inclaudicable luchador social en nuestros fervorosos anhelos de patria y dignidad, de justicia y liberación, cual victorioso heraldo de un mundo mejor. ¡Cuánta falta nos hace!
Asimismo, entresaca y muestra fuera de contexto, de modo perverso, expresiones y términos de Redoble por Rancas, desacreditándolos. Pero quien haya leído la maravillosa, la heroica gesta de los pobres que esta antológica novela ofrece -los capítulos primero y último son, de veras, tan conmovedores como deslumbrantes-, no puede sino condenar tal artimaña. Pero no se queda ahí. En simbiosis antinatura, ¡une a Arguedas con Vargas Llosa!, antítesis uno del otro, para arremeter, con mayor “autoridad”, contra Scorza. ¡Pero nadie que sepa algo al respecto puede estar de acuerdo con semejante infamia! Esto es algo que jamás suscribirán, en primer lugar, los arguedianos (entre los que, a mucha honra, también me cuento); pero tampoco los seguidores consecuentes -¡que los hay!- del auspiciador y gurú del tan apocalíptico como desventurado Manual neoliberal aquél*, ¿lo recuerdan?: sí, ése, el de los tres perfectos idiotas. La doblez sólo conduce a la conmiseración.
En cuanto a sus mofas porque Scorza, nos dice, ignora (¡¿?!) el exacto nombre de los lugares donde ocurren los hechos de su internacionalmente célebre libro -de aquella crónica exasperantemente real de una lucha solitaria: la que libraron, entre 1950 y 1962, en los Andes Centrales, los hombres de aldeas solamente visibles en los mapas de los destacamentos militares que las arrasaron.-; él, Scorza, sólo ha hecho suyas las maneras como el pueblo los nombra. Así tenemos que, para el común, por ejemplo, Cerro de Pasco es, simplemente... Cerro: En nombre de Scorza, y en el de toda la gente cerreña -y cerropasqueña-, pedimos perdón a tan tremendo juez por tan horrendo crimen... Pero acusar a Scorza -como este malhadado crítico hace-, de “escribir y publicar Redoble por Rancas con fines oportunistas” (¡sic!), es algo tan ruin que ni siquiera merece considerarse. Si nuestro presumido inquisidor quiere conocer al oportunista y sus escritos oportunistas -ambos de poca monta, claro está-, sólo tiene que mirarse en el espejo. Punto.
Finalmente, digámoslo ya de una buena vez: Toda la Obra de Manuel Scorza (Poética-Narrativa-Cultural) constituye tan valiosísimo Patrimonio Literario-Cultural Nacional, que todos los peruanos que anhelamos el pan y la belleza, que amamos la Tierra y la Historia que nos dieron vida, debemos atesorar.
Dixit et salvavi animam meam / He dicho y salvado mi alma
Jaime Guadalupe Bobadilla
DNI 09083770
jguadalupe@derrama.org.pe
*Manual del perfecto idiota latinoamericano / Álvaro Vargas Llosa, Carlos Alberto Montaner, Plinio Apuleyo Mendoza.
NOTICIA. Esta carta no fue publicada donde debió serlo, en estricta observancia de equidad y justicia. Pero sí logré -en una suerte de retribución-, que mi artículo ENTRAÑABLE PRESENCIA / TRIBUTO A MANUEL SCORZA viera la luz en toda la página Cultural del mismo diario El Peruano, el 9 de Setiembre de 2004, día conmemorativo del 76 Aniversario del nacimiento del gran Manuel Scorza, con magnífica diagramación, históricas fotografías y estupendo color; en suma, de memorable trascendencia y belleza.
Anhelando fervorosamente su difusión por todos los medios posibles, y con el ruego de incluir estas líneas, expreso mi más sentida gratitud. Jaime Guadalupe Bobadilla / ¡Buena señal! / jguadalupe@derrama.org.pe
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Definitivamente Jaime...Manuel Scorza es un grande de la literatura progresista y revolucionaria de nuestros tiempos....Los sirvientes del gran capital ahora veneran a los defensores del ordden establecido...conocidos como "la izquierda" que no es otra cosa que la mas aberrante y maloliente derecha cavernaria...sutilmente camuflada en palabras huecas y costosos libros....Gracias
ResponderEliminarestimado victor gracias por tus comentarios, un abrazo fuerte, jimmy calla, amigoa del cc jaime guadalupe
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